La primera vez que vi sillas en un museo tenía 18 años, me encontraba en el área de artes decorativas del Musèe D´orsay de Paris, en un laberinto infinito de muebles de abuelita.
En ese momento me pareció absurdo destinar un espacio tan grande de un museo tan famoso a objetos que a nadie le interesa ver, mi interés estaba enfocado en los van Goghs, los Rodins y los Millets. Tendrían que pasar 5 años de carrera universitaria para que mi punto de vista cambiara radicalmente
¿Sillas en un museo? ¿Es en serio?
¿Qué fascinante secreto encuentran diseñadores, arquitectos y artistas en ese objeto tan cotidiano e infinitamente replicado?
El pasado 11 de febrero asistí a la inauguración de la exposición “La silla Mexicana” que se presenta en el museo Franz Mayer de la Ciudad de México. Más de 130 sillas de origen mexicano desde el siglo XVII hasta la época actual expuestas entre un mar de entusiastas que abarrotaron la sala.
Sillas y más sillas, desde la típica “silla de Corona” que encontramos en cualquier cantina hasta las recientes ganadoras del premio DiMueble.
Una exposición realmente interesante si sabes apreciar lo que estás viendo. ¿Y qué estás viendo? Pues nada menos que el objeto que ha acompañado al hombre desde que es hombre, en todas las culturas y en todos los tiempos.
En la carrera aprendí que los diseñadores pueden dotar de “alma” a los objetos si logran implantarles los atributos necesarios, e increíblemente un objeto tan soso y común como la silla puede volverse una valiosa pieza de diseño o incluso de arte.
Aprendí también que las sillas son objetos marcados por su época, que responden a los procesos de producción y las normas sociales de su contexto, que comunican emociones y cuentan historias, que pueden ser lujosas y pretenciosas, históricas o desechables. Todos los grandes diseñadores tienen “su silla”, sillas ganadoras de premios, polémicas o tremendamente horrendas. La silla es un contenedor de cultura que habla de nosotros mejor que muchos otros objetos.
Cuando volví años después a París, me encontré en la misma sala del Musée D´Orsay, ante las mismas sillas viejas y sombrías, pero ahora me mostraban historias. Me hablaban de la producción en serie de Thonet, de las visiones futuristas de Mackintosh, de la destrucción absoluta del paradigma de Carlo Bugatti…
Unos turistas españoles me descubrieron postrado ante la impresionante silla Mackintosh, la admiraba, me sentía feliz de reconocer una pieza que solo había visto en libros. Detrás de mí una voz de acento madrileño decía:
– Mira ese ¿Qué tanto le ve a esa silla?-
– Será algún arquitecto, seguro…- Respondió el extrañado padre de familia.
¿Es que alguien tiene que explicarte la historia de las sillas para poder entenderlas, apreciarlas y valorarlas?
No, por supuesto que no, pero la exposición del Franz Mayer no es para cualquiera. Es solo para personas que aprecian la belleza en objetos tan cotidianos como una simple silla.
La exposición estará de febrero 12 a abril 17 de 2016
Más informaciòn en el Sitio del museo Museo franz Mayer
Asistan y me cuentan qué les pareció.
Architect-Mackintosh_Charles Rennie: Glasgow School of Art-Glasgow-Scotland